Hoy en nuestro espacio de "El cine que vemos por ahí", es Lucho Gorrión quien nos comenta lo que vió últimamente... a ver...



El otro día me asomé a esa ventana que es el cine y ví la película "El hombre de al lado" de la dupla Mariano Cohn y Gastón Duprat con las actuaciones de Daniel Aráoz y Rafael Spregelburg. Me encontré con una película argentina distinta que no busca explicar mediante el guión (o, mejor dicho, las "palabras" del guión) todas las acciones o emociones de los personajes al mejor estilo de los dibujitos de los superamigos que solíamos ver de chicos dónde Superman (por ejemplo) decía "ahora, con mis rayos caloríficos derretiré el detonador y así no se podrá activar la bomba que este turro de mi archienemigo puso en el orfanato" o algo por el estilo.
La acción se sucede sin sobreactuaciones ni posiciones forzadas dando por resultado una mejor situación de verosimilitud que, en definitiva, no
s ayuda a pactar ese acuerdo que hacemos cuando "creemos" en una historia. Además, los encuadres digamos "desprolijos", que se ven en la peli ayudan a ver la historia como espiando: en alguna escena una alacena no nos deja ver la cara del personaje de Rafael, somos testigos de una conversación entre Rafael y Aráoz desde una bajada de escalera que produce que no podamos ver entera la cara de Aráoz o, los espejos de la pieza de la hija del protagonista nos sirven para ver uno de los interlocutores de un diálogo. Quizás alguien puede nombrarme el Dogma o lo que sea para explicarme intelectualmente la peli. Yo prefiero creer que como el conflicto es la intimidad de los vecinos, por decirlo de alguna manera (el personaje de Aráoz rompe una pared para hacer una ventana hacia la casa del personaje de Spregelburg) la ventana, le conflicto y la estética de la película apunta a ese "espiar" que tanto nos gusta a los cinéfilos. Bien, creo que hablé de la peli sin deschabar mucho la historia.
Ah!! Presten atención a la música que es de Sergio Pángaro!




Lucho Gorrión